La presencia de Quirón en Escorpio transitando por la casa 12 de su carta natal señala un periodo de profunda transformación espiritual y emocional. Este tránsito le invita a sumergirse en las aguas más profundas de su ser, para explorar aquellos aspectos de su vida que hasta ahora quizás había evitado o suprimido. La casa 12, relacionada con el subconsciente, los sueños y todo aquello que se esconde detrás del velo de la realidad cotidiana, se convierte bajo la influencia de Escorpio en un terreno fértil para la introspección y el autoconocimiento.

Quirón en Escorpio en esta ubicación sugiere que parte de su viaje de sanación implicará enfrentarse a sus miedos más profundos y secretos. Escorpio, un signo conocido por su capacidad de adentrarse en las profundidades del alma humana, le proporciona la valentía necesaria para mirar de frente a esas sombras que durante tanto tiempo han influenciado su vida desde el subconsciente. Este proceso puede revelar heridas relacionadas con la pérdida, el abandono, o incluso traumas olvidados que han estado afectando su bienestar emocional y espiritual sin que se diera cuenta.

La energía de Quirón, el sanador herido, le ofrece la posibilidad de encontrar un propósito en su dolor. Al reconocer y aceptar estas heridas, no como debilidades sino como partes fundamentales de su viaje, podrá iniciar un proceso de transformación que le permitirá liberarse de antiguos patrones de comportamiento o creencias limitantes. El tránsito por la casa 12, además, sugiere que este proceso de sanación podría beneficiarse de prácticas espirituales o terapias que le permitan conectar con su yo más profundo, como la meditación, el yoga, o incluso la terapia regresiva.

La presencia de Quirón en esta posición también enfatiza la importancia de la soledad como herramienta para el autoconocimiento. Puede que encuentre en la quietud y en el retiro momentos de profunda revelación que le ayudarán a comprender mejor sus ciclos internos y la raíz de sus miedos o inseguridades. Este es un período propicio para desarrollar una relación más compasiva consigo mismo y con aquellos aspectos de su personalidad que quizás había rechazado.

Finalmente, al transitar por este periodo, es posible que descubra una capacidad renovada para ayudar a otros en su propio proceso de sanación. Al haber navegado por sus propias aguas oscuras y haber encontrado luz en ellas, podrá guiar a otros con empatía y profundidad, transformando sus experiencias de dolor en fuentes de sabiduría y fortaleza. Este tránsito, aunque desafiante, le ofrece la oportunidad de renacer de sus cenizas con una comprensión más profunda de sí mismo y del ciclo de la vida y la muerte.

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